jueves, 31 de marzo de 2011

CAPITULO II: Una visita inesperada

Tras unos minutos lo único que pude ver fueron unas brillantes botas negras que relucían de tal manera que, por extraño que parezca, no pude apartar la vista. A medida que los segundos pasaban fui recorriendo con la mirada la figura que con una mirada me examinaba sin decir nada hasta que un movimiento me hizo retroceder. Este se agachó y con su mirada clavándose en la mía su mano se posó en mi hombro, y pregunto:
-¿Está por un casual tu padre en casa? Y sonrió.

No pude contestar, el hecho de que su pregunta se refería a mi padre me hizo reflexionar y pensar que aquel simple día podría ser el primero de muchos que supondrían un gran cambio en mi vida y en la de los demás.

-Ay!!! Discúlpeme señor no le había oído llegar perdóneme por ser tan descortés… Chilló mi made que bajó de un golpe todas las escaleras.

-¿Puedo pasar quisiera hablar con James Shcott? Dijo aquel misterioso hombre mientras pasaba hacia el salón.

-Siento decirle que su visita halla sido en vano, mi marido no está, y no se cuando aparecerá. Puede quedarse a cenar si así lo desea.

-No puedo, pero no podría rechazarle un café.

-Por supuesto, faltaría más. A continuación mi madre se fue a la cocina dejando allí a nuestro visitante inesperado.

Yo le observaba sentado en las escaleras. Era alto, de aspecto fuerte sin llegar a ser gordo. Parecía estar nervioso o quizás impaciente, nose pero aquel visitante inesperado traía consigo una noticia inesperada o eso pensé yo, observando como miraba repetidas veces su reloj de bolsillo.


viernes, 25 de marzo de 2011

CAPITULO I: Recuerdos.

Mentiría si dijera que soy capaz de borrar de mi mente todos los malos recuerdos, a pesar de que mi joven vida este repleta de ellos. Mentiría si dijera que no intente acabar con todo. Mentiría si dijera que no he pasado noches en vela pensando que seria mejor para todos. Mentiría si dijera que la opción que he elegido no es la correcta.

Según mis recuerdos amargos, siempre he recordado a mi padre como un buen hombre, de carácter afable y cariñoso anteponiendo las necesidades de los demás ante las suyas quizás por eso una de sus mayores pasiones eran su familia por encima de todo y su trabajo. Era teniente de las fuerzas armadas, su prioridad era proteger a los demás y eso le hacia ser un hombre único y digno de admirar.

Recuerdo oír esos golpecitos en la puerta, apurados pero no muy fuertes que aun retumban en mi cabeza. Yo contaba con 11 años  y como es natural baje las escaleras de madera maciza con la naturalidad que solo un niño puede desprender. Bajaba las escalera de dos en dos oyendo las sordas advertencias de mi madre desde el piso de arriba. Abrí la puerta, el sol me impidió que pudiera ver con nitidez la figura que esperaba frente a la puerta.