sábado, 7 de mayo de 2011

CAPITULO IV: Miedo en el corazón.

La mirada de aquel hombre con uniforme se desvío rápidamente hacia la puerta, que sin todavía abrirse del todo pude oír el suave  suspiro de la respiración de la persona cuyo futuro mas próximo sería separado de su familia.

La puerta se abrió finalmente del todo y con un gesto amargo de tristeza mi padre intentó parecer sorprendido, cosa que no consiguió pues sabía que esta situación acabaría llegando en cualquier momento. Con una mirada de firme preocupación mi madre sin abrir la boca me ordenó subir a mi habitación junto con la pequeña Bianca. Hice caso aunque lo que de verdad deseaba era poder abrazar a mi padre.

Tras horas hablando largo y tendido y tras unos intentos de poder escuchar algo aunque solo fuera una palabra, asomando mi cabeza por un hueco, solo pude ver a mi padre frente a aquel hombre y a mi madre paseándose de un lado a otro sin levantar la vista de un papel arrugado que tenia entre sus manos temblorosas. Quizás lo mejor haya sido no escuchar nada, la mirada en un principio paciente de mi madre deambulaba triste por todos los recovecos de su mente en busca de algo que solo ella sabe lo que es puede que una solución o quizás algo, una palabra, una frase…
Pero no dijo nada, sus labios estaban sellados por fuerza del miedo que ocultaba en su corazón, intentaba ocultarlo pero solo yo podía darme cuenta.

Al día siguiente, temprano la calida voz de mi padre teñida de resignación y un dulce beso en la frente de Bianca despertó mis recuerdos.

1 comentario:

  1. es muy dulce y, a la vez muy profundo, te sumerges en la historia desde el primer minuto y te engancha la intriga y las palabras tan sutil utilizado, en fin, me encanta.(L)

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